Wallace se afianza en el plantel capitalino

Por Juan Figueira y Adriana OlavarríaDado las recientes lesiones en el plantel de D.C. United durante la pretemporada y las primeras semanas de la temporada regular, varios novatos en el conjunto capitalino han tenido la oportunidad de lucirse en el campo de juego. Entre ellos está el costarricense Rodney Wallace, uno de los fichajes del SuperDraft 2009 de la MLS, y un jugador que ha impresionado con su desempeneño por la banda izquierda en los primeros tres partidos de la campaña. “Obviamente, el poder jugar es una reafirmación al autoestima, se siente bien. No me esperaba ser titular desde tan temprano, pero algunos jugadores estaban lesionados y yo pude hacer bien la función”, dijo el joven carrilero de 20 años.Pese a que quizás a Wallace se le dio muy rápido el salto de calidad a la MLS, el joven “tico” no se agranda y sabe que tiene que ir paso a paso aprendiendo de sus compañeros, tal como fue aprendiendo del fútbol hasta el día de hoy. Ya desde pequeño, Rodney se hizo amigo de la pelota a través de sus amigos y su familia. A mediados de la década de los 90, las calles en San José ya eran testigo del talento de este pibe de seis años, que varios años más tarde se transformaría en una gran promesa de la MLS con mayor proyección al futuro. “A los seis años empecé a jugar en una escuela de fútbol en Costa Rica, ahí en la Universidad de Costa Rica, estábamos jugando al fútbol todo el día. Jugaba en el barrio, en las calles, en la playa, todo el día, lo único que hacía era jugar al fútbol”, nos cuenta Wallace con orgullo futbolero. Muchos dicen que los jugadores que crecen jugando el fútbol de barrio, o como también se dice el fútbol callejero, aprenden mañas que no se pueden aprender en ningún otro lado. Por lo general esa picardía, que incluye gambetas, trucos, y otras cosas, se identifica mucho con el fútbol latino. Para Wallace esa influencia no es una excepción aunque admite que también aprendió mucho aquí en los Estados Unidos.“Yo creo que jugando en Costa Rica aprendí muchas cosas, absorbí muchas cosas que me ayudaron a jugar como juego ahora. En países latinos juegan un poco más libre, pero aquí igual aprendí diferentes maneras de jugar y también me ayudaron mucho”, reconoce. Rodney se mudó a los Estados Unidos a los nueve años de edad, creciendo en Rockville, Maryland. Trasladarse muy jovencito a un país con una cultura diferente es algo que quizás afecta a todo aquellos que se van de su país en busca de nuevos rumbos. Aunque éste también fue el caso para Wallace, el venirse bien chico también lo ayudó bastante. “Fue difícil pero también a mí no me afectó tanto como a mi hermana, por ejemplo. Ella la pasó más difícil por que estaba en el colegio, entonces tuvo que dejar a todos sus amigos. Para mi fue un poco diferente, aprendí a hablar inglés en un mes y tuve que hacer amigos rápido, me fue bien. Igual, extraño mucho a mi familia que quedó allá. Eso también es difícil”, relata el mediocampista capitalino.Previo a vestir la camiseta rojinegra, Rodney se destacó en el equipo de la Universidad de Maryland por dos años – titulando en todos los partidos en los que jugó, y siendo nombrado al equipo “All-ACC Freshman” su primer año, y al segundo equipo “All-ACC” la siguiente temporada. La gran transición de Rodney de un nivel a otro se debe mucho al ambiente en el que estaba en Maryland.“Jugar acá es algo nuevo, pero en Maryland ya era un ambiente bastante profesional, y esa experiencia me enseñó a ser un jugador prácticamente profesional, entonces me ayudó mucho a adaptarme.”En el plantel de Tom Soehn, Wallace se ha lucido como un jugador vertiginoso por la banda izquierda, titulando en los primeros tres partidos de la temporada, con una asistencia en el primer encuentro de visita contra Los Angeles Galaxy. Proveniente de una familia futbolera , Wallace tiene familiares que también juegan al fútbol. Harold Wallace es uno de ellos y Rodney lo admira mucho. Además de jugar profesional en Costa Rica y ser tío de Rodney, Harold también jugó mas de 80 partidos para su selección. Pero su tío Harold no es la razón por la que Rodney juega al fútbol. Aunque quizás influyó un poco.“Desde chiquito siempre quise ser profesional, mi idea siempre fue llegar a este nivel, mi tío me ayudó pero yo siempre quise ser profesional”, dice.Fuera del campo, Wallace no ha tenido problemas adaptándose a la vida en Washington. Está viviendo con un compañero, el también novato Chris Pontius, y tiene la dicha que su familia puede asistir a todos los partidos de local ya que están tan cerca. Su incorporación al plantel ha sido tan fácil, que hasta los nervios de principiante se le han desaparecido. “Cuando comencé, esperaba que los compañeros fueran más serios, porque son mayores que yo, pero ya ahora que los conozco mejor, son muy chistosos. Son muy buenos en ayudarte. Es un ambiente muy divertido, muy libre. Siempre hay una buena energía, eso hace que los entrenamientos sean divertido. Te despiertas en la mañana con ganas de verlos, con ganas de entrenar. Me siento muy contento”, confiesa Rodney. En sus ratos libres, Rodney para la pelota y trata su vida cotidiana con mucha tranquilidad. Amante de las películas, también le gusta escuchar todo tipo de música, y admite que ya es víctima de la adicción que produce el FIFA, juego de la PS3. Ya el año que viene seguramente podrá verse jugar él mismo en el FIFA. Con lo que se viene el defensor trata de sólo ver como progresa esta incorporación al plantel a lo largo de la temporada y seguir aprendiendo. Con vista al futuro, quizás no muy lejano, Rodney quiere seguir jugando, seguir aprendiendo, y su sueño es ser una gran figura. También le encantaría llegar a nivel de selección. Este sábado, United se enfrentará con el Real Salt Lake en el Estadio Rio Tinto en Utah, y Wallace espera figurar entre los once titulares que esperan conseguir la segunda victoria rojinegra del 2009. “Estamos muy entusiasmados, es otro partido fuera de casa, y queremos ganar. Queremos salir con tres puntos. Creo que tenemos que ganar partidos, y ese es nuestro enfoque principal ahora”, finalizó.